El vínculo entre la lactancia materna y el bienestar del bebé puede verse afectado por condiciones musculares como la tortícolis congénita, que dificulta la postura adecuada para amamantar y puede generar desafíos tanto para la madre como para el recién nacido.
La lactancia materna es un acto aprendido y social, no tanto un instinto innato como mucha gente puede pensar. Es cierto que necesitamos que la madre tenga ese instinto de querer dar el pecho, pero debe quedar claro que la lactancia es un acto que se observa y se aprende.
Socialmente, cada vez nacen menos niños, muchas madres ofrecen biberón más que la lactancia materna, otras prefieren la intimidad de una habitación para dar el pecho y es por ello que cada vez vemos menos el acto del amamantamiento. Eso genera una falta de aprendizaje en las mujeres porque no observamos, como antaño, a las mujeres de nuestra familia, nuestras primas, hermanas, tías… Una de las formas de aprendizaje más profundo y adquirido que tenemos los seres humanos es a través de la observación.
En una de las formaciones que realicé, explicaron el curioso caso de una mamá gorila de un zoológico. Este gorila había tenido dos crías de dos embarazos diferentes y ambas crías habían muerto porque la madre no había sabido amamantarlas. Teniendo en cuenta que estaba en un zoológico y quizá estaba muy sola, sin hembras a su alrededor o muy pocas de ellas, no había observado ni aprendido cómo se realizaba el acto de amamantar. Al tercer embarazo, el zoológico pidió a varias mujeres que en ese momento fueran madres lactantes, que, durante la gestación del gorila, amamantaran delante de ella durante el tiempo que ellas quisieran con el objetivo de que el gorila fuera observando. Increíblemente, al nacer la tercera cría, la madre gorila supo poner a su cría al pecho y así creció. Con esta breve historia vemos la importancia del aprendizaje mediante la observación, clave para la lactancia materna y lamentablemente, socialmente olvidado.
Es por ello que puede resultar costoso iniciar la lactancia. Muchas lactancias funcionan desde el inicio, pero otras son más costosas, pero no por ello imposibles. La madre debe recibir la ayuda necesaria por parte del personal sanitario para poder alcanzar el éxito de la lactancia. Es muy importante el asesoramiento en el hospital, pues la madre estará allí durante quizá 24h o 48h que son las primeras horas clave para que se instaure la segunda fase de la lactancia (subida de la leche).
Pero, además, existen otros problemas mecánicos en la anatomía del bebé que también pueden afectar a la lactancia. El cráneo del bebé no está formado al nacer. Las suturas craneales son unas estructuras que permiten que el cráneo vaya abriéndose al mismo tiempo que el cerebro va creciendo. Todo este engranaje debe ser adecuado para que la posición de la cara y la mandíbula sean lo más funcionales posible y con ellas, la posición de la lengua, labios y frenillo para asegurar la succión correcta. En Osteopatía decimos que la estructura, es decir, el posicionamiento de nuestros huesos, músculos, tendones, ligamentos, fascias, etc. determina cómo es la función. Por lo tanto, si no tenemos una buena estructura orofacial, no tendremos una buena función de succión.
El parto y la posición que haya adoptado el bebé a nivel intrauterino condiciona muchísimo el posicionamiento craneal y de las suturas y, por lo tanto, puede alterar el posicionamiento de todas las estructuras blandas relacionadas con la boca.
Pongo el ejemplo de una bebé que tuve en consulta. No sabemos el motivo, pero esta bebé nació con una fibromatosis coli, que es una masa fibrosa en el músculo externocleidomastoideo (en un lateral del cuello). Esta alteración anatómica genera una tortícolis muy marcada del cuello hacia un lado, con dificultad para posicionar el cuello en el eje de la columna. Debido a ello, el cráneo se moldeó, generando un giro muy marcado hacia un lado y generando así una asimetría en la boca. La mamá tuvo muchos problemas en la lactancia las primeras semanas: las grietas eran muy abundantes, sobre todo en un pecho, además de varias perlas de leche e ingurgitaciones. ¿Por qué? Al tumbar a la bebé para amamantar en la posición de cuna, en uno de los dos pechos, la bebé no podía abrir bien la boca y agarrar el pecho materno, puesto que la posición de su boca no era la correcta. Cómo he comentado antes, la estructura no permitió una buena función. Cuando iniciamos la recuperación y devolvimos la normalidad al cráneo, cara, boca y pelvis del bebé, además de comprobar postura y posición, la lactancia se volvió más agradable y desaparecieron los problemas de agarre y succión. En este caso, la madre y la bebé tuvieron mucha suerte porque fue una madre con muchas ganas de amamantar y había recibido mucha información sobre la lactancia antes de dar a luz y ella sola fue probando posturas diferentes y aplicando todo aquello que había leído, pero el problema radicaba en la anatomía y funcionalidad de la boca de su hija.
Está más que comprobada la eficacia del abordaje fisioterapéutico y osteopático para liberar las tensiones que afectan a la esfera orofacial y craneal para permitir un buen agarre al pecho materno. Como hemos visto, una disfunción por tortícolis y plagiocefalia puede infundir una disfunción de la lactancia.
En la primera visita observo el pecho de la madre, realizo una exploración completa del bebé y observo la transferencia de leche. Con mi base como fisioterapeuta y los conocimientos en osteopatía infantil y lactancia materna, consigo que el bebé pueda alimentarse sin ocasionar dolor a la madre, además de ofrecer todos los consejos pertinentes para la situación que estén viviendo en ese momento.
Mi trabajo empieza desde el nacimiento con el objetivo de asegurar la lactancia materna y que el bebé empiece a alimentarse correctamente. El malestar materno no debe verse como algo normal y poner remedio lo más pronto posible es imprescindible.